Seila y David querían mezclar varios estilos en su boda: Boho, tropical, toques dorados, violetas y arabescos, fusionándolos en un entorno medieval como es el Castillo de Las Seguras. Puede parecer algo arriesgado, pero el resultado demostró que con una buena combinación se consigue una boda única y preciosa.
Al cruzar la puerta del castillo lo primero que se vio fue un gran rincón de bienvenida formado por un cartel boho, baúles coloniales, alfombras y mesitas con portavelas, flores y detalles bohemios.
La ceremonia civil se celebró en los jardines del castillo, con un arco triangular de testigo de su unión. De este colgaba una lámpara de tintes arabescos de color rojo y guirnaldas de naturaleza. Enfrente de este una banqueta donde se sentaron los novios de cara a sus invitados. A la derecha un espacio decorado donde el mediante ofició la boda. Para llegar hasta el arco los novios debieron cruzar un pasillo formado por alfombras redondas de yute y faroles blancos morunos. Al terminar la ceremonia una lluvia de arroz roció a los novios que los invitados recogieron de una consola decorada.
Una vez casados empieza la fiesta. Durante el cóctel los invitados pudieron ver donde iban a sentarse en la cena en un protocolo boho formado por atrapasueños colgados de las ramas de un árbol, con tarjetas personalizadas en tonos morados.
La cena estuvo decorada con la papelería tematizada: menú, agradecimiento y mesero; así como con unos centros de mesa muy especiales formados por un mini tipi de madera adornado con portavelas y flores.
La cápsula del tiempo fue el libro de firmas escogido para que los invitados les dejaran un mensaje. Como el resto decorado con elementos boho y morunos, detalles dorados y violetas.
El photocall era un arco de madera decorado con mandalas, plumas y leds, así como una banqueta para sentarse y hacerse fotos. Tanto de día como de noche invitaba a poner la mejor pose.
Bengalas para hacer mágico el primer baile de los novios, colocadas sobre una mesa mandala en un tipi de madera.
Golosinas violetas y moradas en una mesa dulce estaban esperando a los más golosos tras la cena.
Un impresionante chill out formado por un suelo de una alfombra árabe de cachemira, otras de yute, y otras de estilo boho, con mesa y asientos dorados, puffs y decenas de cojines que invitaban a sentarse y disfrutar de la noche.
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