Lo mejor de la vida son aquellos momentos, aquellos instantes que se nos quedan guardados en la memoria. Clara y Carlos son de esa opinión y querían reflejarlo en su boda, tematiza con relojes que indicaban las horas del día.
Tanto la papelería como los centros de mesa seguían la misma pauta del tiempo, infinito si se comparte con las personas adecuadas. Para completar los centros de mesa se usaron jarroncitos de cristal de diferentes alturas con lavanda y perpetuina.
Bajo la gran encina del jardín de la finca “La Pardalilla” se situó la mesa nupcial. De sus ramas colgaban lágrimas de cristal con leds. De esta mesa destacaba una estrella blanca con luz propia y jarroncitos con margaritas y paniculatas.
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