Isabel y Pablo eligieron el Castillo de Piedrabuena, un espacio lleno de historia, para celebrar con su familia y amigos su gran boda.

Un rincón de bienvenida con fotos de la pareja recibió a los invitados en este bonito enclave cercano a Alburquerque. Una jaula, letras LOVE y otros accesorios pusieron el toque especial de decoración de esta zona.

La lista de invitados se expuso en una ventana vintage sobre una mesita. Las tarjetas de protocolo seguían un diseño de estilo natural con dibujo de ramas de eucalipto en una de las esquinas.

Los complementos decorativos son los que marcan la diferencia entre un espacio «soso» y otro lleno de emoción.

En una terraza con vistas al campo se colocó un rincón chill-out para descansar de tantas emociones y hacerse fotos. Destacaban los tonos morados y violetas en forma de cojines. Un conjunto de mesa y sillas de forja completaron este espacio.

Para los centros de mesa escogieron flores preservadas: un ramito de lavanda y otro de perpetuina, madera y jarrones de cuerda para darle un toque rústico. Los meseros seguían la misma temática que el protocolo y se colocaron sobre soportes de tapones de corcho.

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