Los colores del otoño son mágicos y acogedores. Por ello Lidia y Juan Carlos escogieron esta época del año para darse el “Sí, quiero”, en el restaurante “Casa Claudio”.

La ceremonia se celebró allí mismo. Un camino de alfombras, hojas caducas, faroles de madera y damajuanas con flores otoñales llevó a los novios hasta el arco de madera donde se casarían. Una delicada cortina blanca caía de un lateral de este y en el otro una guirnalda vegetal. A sus pies más flores en tonos otoñales, naranjas, ocres, rojos y amarillos.

El espacio para el mediante seguía la misma estética, con elementos naturales como cajas y atril de madera, faroles y más flores otoñales. Completaba esta ceremonia una consola con bolsitas de arroz y cañones de pétalos para los invitados.

Antes de entrar al restaurante se colocó el protocolo para que cada invitado pudiera ver dónde esta su asiento. Haciendo honor al espíritu artístico de Lidia las tarjetas con los nombres de los invitados estaban definidas por obras de arte muy diferentes entre sí y todas ellas situadas en un lienzo en tonos ocres sobre un atril. Completaba el conjunto una consola de madera rústica con elementos naturales y por supuesto, otoñales, baúles y faroles.

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