Palmeras, piñas, sol, una sombrilla balinesa, una piscina… Todos los ingredientes para crear la boda tropical de Rocío y Javier, en las bodegas Granadas Coronadas. Y si además el día acompaña, como ocurrió este soleado y cálido día de mayo, mejor que mejor.

Para empezar a entrar en ambiente recibieron a los invitados con un rincón de bienvenida con un cartel elegante y sencillo de estilo veraniego con hojas de palmera verde. El conjunto quedó completo con un toque de decoración colonial: Rodajas y faroles de madera, otros de cáñamo, marcos de fotos livianos y frescos y piñas como elementos tropicales.

Mientras todos disfrutaban del cóctel mostraron que son una pareja diferente dejando claro que no querían un protocolo estricto en el que se indicara a cada invitado donde sentarse, sino que cada uno pudiera elegir libremente. Para ello decoramos un espacio donde destacaban los tonos blancos y neutros, la madera y un cartel con la frase “Hoy dos familias se transforman en una, así que siéntate donde decida tu corazón”

Una estantería de madera rústica sirvió para que las invitadas colgaran sus tocados mientras disfrutaban del día. 2 láminas decoraban el espacio, una con una piña multicolor y otra con una hoja de costilla de adán.

Antes de continuar con los centros de mesa y el resto de esta decoración os mostramos un detalle para el libro de firmas: Un bolígrafo con forma de flamenco rosa. ¡Incluso se podía usar para hacerse unas fotos divertidas en el photocall de arco de madera con leds!

Una boda sin protocolo exige reducir el número de mesas al mínimo para que todos los invitados se integren y formen una gran familia, de ahí que el banquete se celebrara en 2 grandes mesas imperiales.

La decoración de las mesas consistió en hojas de costilla de adán como bajoplato, macetitas de chamaedorea, cristalería surtida de colores blanco y neutro que evocaran al verano y largas tardes de sol y papelería personalizada siguiendo la temática de la boda.

Para relajarse no hay nada como un chill out y si además cuenta con una sombrilla balinesa para dar una refrescante sombra es el espacio ideal. 2 sillones de madera y 2 puffs de ratán forman el conjunto principal, realzado con cojines tropicales y alfombras de yute.

Después del festín viene la fiesta. Empezando con 2 rincones de bengalas con tarjetas personalizadas para hacer más emotivo el primer baile de recién casados. Uno de ellos sobre una mesita y otro sobre un carrito, ambos de madera clara.

Y por último un Candy bar rústico puso la pincelada dulce a esta maravillosa boda, sin dejar de lado la temática, con golosinas verdes, blancas y amarillas.

¿Quieres ver otras bodas?